miércoles, 6 de julio de 2011

Capitulo 16.

Que bien nos lo estábamos pasando en Valencia, mientra comíamos Ivan no paraba de hacerme tonterias para hacerme reír. Estuvimos jugando a un juego muy tonto, pero no me lo he pasado mejor en mi vida. El juego consistía en hablar con la boca cerrada. ¡No le entendía nada!
-Vamos a jugar a un juego -le dije.
-¿A cual?
-Se trata de hablar con la boca cerrada.
-Vale, empiezo yo- cerro la boca y empezó- Buubuu beee beb beeebee.
-¿Qué?- Solté una carcajada.
-Boo biebuu be beebebe
-Jajaja, ¡No te entiendo!
-¡Que digo que quiero que me beses!
Se acercó poco a poco a mí y me beso como nunca nadie lo había hecho. Se me pusieron los pelos de punta y lo único que quería era que nunca acabara. En ese momento me quede callada, no supe reaccionar, me quede mirando al cielo. Estábamos los dos tumbados en la arena, uno al lado del otro, mirando al cielo, mirando ese precioso cielo.
-¿Sabes que?
-¿Que?
-Me encantas cuando te pones así de infantil.
Le mire con una sonrisa de oreja a oreja. Y le bese en la mejilla.
Te acercas, sonrío, me acaricias, te quiero, me besas, en tus labios me pierdo, me miras, cierro los ojos.
A partir de ese momento dejo de ser mía para convertirme en tuya. Siento que soy feliz y ya nada más me importa. Te miro, me pierdo en esa mirada, tan preciosa y que sin hablar me dice tantas cosas.
Ya no hacía falta que me hablaras solamente que me besaras y que no te cansaras de hacerlo una y otra vez. Estaba perdida entre tus labios, ya no me salían las palabras, no sabía ni que decirte. Tan sólo era capaz de besarte y sentir de esa forma que me querías y sentir también esa sensación de protección por tu parte. En aquel momento lo único que quería era detener el tiempo mientras nos besábamos. Dibujamos miles de corazones en la arena y nos sacamos muchas fotos. Quería guardarlas de recuerdo, pero para eso no hacían falta fotos sino el corazón.
Estuvimos felices contentos, sin importarnos que la gente nos mirara. De repente empece a correr y sin darme cuenta me tropecé con mi propio pie, caí de plancha a la arena. Que golpe me dí, me escocia la tripa.
Ivan corrió a donde mi al ver que me caí.
-Cariño ¿estas bien? -me levanto despacio y me dio un beso.
-Si, si estoy bien- le sonreí- me escuece la tripa -me frote un poco con agua.
Nos tumbamos en la arena a mirar el perfecto cielo que contemplaba nuestro amor.

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